Sudamericano 1921. La Primera Copa América que ganó Argentina. Un fragmento de Héroes de Tiento.

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FRAGMENTO DE “SUDAMERICANO 1921: HISTORIA, ROSQUEO, PASILLO Y AL FIN CAMPEONES”. DE HEROES DE TIENTO, HISTORIAS DEL FUTBOL ARGENTINO 1920-1930. DE CARLOS AIRA

 

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…”Un país vivió excitado la previa de la gran final. Sebastián García, presidente de la Asociación Rosarina de Fútbol, gestionó un convoy entre su ciudad y Capital Federal a precios populares. Se estimó en tres mil rosarinos los que viajaron apoyando a sus conciudadanos Libonatti, Saruppo, Celli y Bearzotti. El tren partiría a las seis de la mañana del domingo, regresando desde las 18 del mismo día. Las entradas del partido se vendían junto a pasaje.

Tensión. Para sacarles presión a los jugadores, los dirigentes decidieron concentrarlos en un recreo ubicado en el Tigre. El nombre marcaba el momento: “La Espera”. Bocha, sapo y pesca de bagres fueron los entretenimientos. También música. Algún dirigente invitó al maestro José Martínez, eximio pianista y compositor. El Gallego, uno de los fundadores de SADAIC, llegó acompañado por el violinista Antonio Buglione, autor de La Maleva – clásico del repertorio popular -; el pianista Luis Cosenza y un pibe llamado Pedro Maffia, un genio que le encontró sonidos nuevos al bandoneón.

El viernes anterior a la final, mientras los uruguayos jugaban al básquet en su concentración en Vicente López, los dirigentes decidieron que era momento de cambiar de ambiente. Cambiaron la bucólica quinta de Tigre por un hotel céntrico. Allí los players fueron constantemente vigilados. Ninguno podía escaparse, irse de garufa y llegar disminuido a la final. Por más que en el Teatro Esmeralda se presentara el dúo Carlos Gardel – José Razzano.

ADVERTENCIAS QUE EL PÚBLICO DEBE TENER EN CUENTA PARA EL MATCH DEL DOMINGO

  • No entre al field. La policía tiene órdenes enérgicas
  • Calme al exaltado que está a su lado. Sus gritos ofensivos nos rebajan
  • ¡Argentinos! Entusiasmo, calma y cultura
  • Los cobardes insultan. Los patriotas aplauden. Aplauda las buenas jugadas. El referee castigará las malas.
  • Seamos cultos aplaudiendo a nuestros jugadores sin ofender al contrario
  • Disculpemos los errores del referee; no son intencionales
  • El pueblo uruguayo recibió el cariño a sus jugadores el domingo pasado, como el pueblo argentino lo hizo siempre.

LA GRAN FINAL ¡POR FIN CAMPEONES!

El sábado 29 se jugó en GEBA un amistoso en beneficio de los hospitales municipales. Participaron jugadores brasileños, paraguayos. Los implicados en la gran final aportaron un par de suplentes.

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Y llegó el gran día. 30 de octubre de 1921. Otro domingo, exactos 39 años después, muy cerca de Sportivo Barracas pero del otro lado del Riachuelo, nacerá el exponente más importante del fútbol argentino hacia el mundo. Su madre, Tota, eligió sus nombres. Su padre, migrante correntino, legó su apellido. Dios terrenal del fútbol, Diego Armando Maradona.

Las ligas del interior dieron libertad a sus jugadores para asistir al partido, o más no sea, vivirlo junto a la pizarra de algún diario. No así los dirigentes amateuristas, quienes no suspendieron sus partidos. El más importante se jugaba en Peña y Arenales. Racing invicto visitaba a Banfield.

San Pedro no acompañó. Buenos Aires amaneció lluvioso y el parte meteorológico presagiaba más agua. Paraguas en mano los más previsores, casi cuarenta mil hinchas se agolparon en las inmediaciones de Sportivo Barracas cuando aún faltaban tres horas para el comienzo de la final. Los anfitriones colocaron carteles con leyendas alusivas al orden y la corrección. Ante tamaña multitud, los chorros podían hacerse su verano. Lamentablemente, no hubo corrección ni orden. El apretujamiento fue tal que un hincha falleció de un síncope cardiaco. Mientras el desafortunado era llevado a enfermería, cuatro sujetos acogotaron a un dandy de cuello duro. Le robaron la cartera con la friolera de mil seiscientos pesos y un reloj. Uno de los chorros lucía traje de marinero.

La locura por la final llevó a despropósitos. Por ejemplo, pagar cincuenta pesos por cualquier cosa que tuviera altura para ver algo del partido desde los sectores más planos del estadio. Pensemos que un sueldo promedio eran ciento cincuenta pesos. A las 13:40, cuando faltaba una hora para el comienzo de la final, ya se había agotado el stock de bancos, mesas y cajones vacíos que algunos pillos llevaron hasta Barracas. Los más temerarios se subieron a los postes de luz y telégrafo. Un hincha que pudo treparse a lo más alto de uno de esos postes les narró las incidencias del partido a más de cien personas quienes lo escucharon apasionados desde la calle.

Otros hinchas, más espirituales, fueron temprano a la Basílica del Sagrado Corazón. Vélez Sarsfield esquina Iriarte. Luego de escuchar el sermón dominical ascendieron hasta las torres del templo para observar la final desde un lugar privilegiado. Casi celestial.

Faltaban minutos para el momento indicado. Los corazones de la multitud se paralizaron cuando de la nada, un aeroplano surcó el cielo de Barracas. El avión era comandado por Pedro Garré, piloto militar y futbolista de Independiente. Cuando la máquina voló a sólo cincuenta metros de altura, el acompañante de Garré arrojó flores sobre la tribuna oficial. Ahora sí, estaba todo listo para la gran final.

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14:45. Ingresaron los equipos al field de Barracas. En el círculo central, un grupo de jóvenes esperaban a los futbolistas con un gran cartelón en el cual se veían los escudos de las cinco naciones sudamericanas pertenecientes a la CSF y la frase: “Argentinos en honor y homenaje (sic) a las delegaciones extranjeras (sic)”. La Nación, que apenas brindó cobertura al torneo, se quejó amargamente por la “incultura del football

 

NACE UN MITO: JULIO LIBONATTI

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Argentina derrotó 1 a 0 a Uruguay. El gol lo marcó Julio Libonatti, quién marcó tres tantos en el certamen. Uno por partido. Nacido en Rosario, el 5 de julio de 1901, no sólo entró en la historia por aquel gol histórico ante los celestes que significó el primer título para nuestro fútbol. Libonatti también fue el primer futbolista argentino que dio un salto que será imitado por cientos de futuros colegas: jugar profesionalmente en Europa. En 1925 dejó Newell´s para vestir la camiseta granate del Torino, club del cual es uno de sus máximos goleadores históricos. Sus brillantes actuaciones en Italia fueron determinantes para que el Calcio mirara con atención a nuestro fútbol y comenzara un vaciamiento de valores a partir de los años treinta.

 

POST PARTIDO

Cuando el árbitro brasileño Pedro Santos finalizó el partido, la multitud invadió el campo de juego. Todos los futbolistas, argentinos o uruguayos, fueron alzados y aclamados. Empapados en transpiración, fueron un trofeo del pueblo futbolero. Diez mil hinchas protagonizaron una procesión que se inició en Avenida Vélez Sarsfield. La inimaginable caravana siguió por Entre Ríos, Avenida de Mayo, San Martín, dobló por Florida hasta la esquina con Cangallo. Allí se hospedó nuestro equipo.  El fútbol ya era una pasión popular rayana a la locura.

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Durante el trayecto los transeúntes aplaudían a los jugadores que habían logrado el título y se sumaban al festejo. Una vez alojados los campeones, los fanáticos, con los futbolistas a babuchas, se dirigieron al Hotel Comercio, donde se albergaban los guaraníes, que debieron regresarse los ojos cuando vieron la multitud. ¡No lo podían creer! Salieron al balcón y saludaron emocionados. El tour continuó hasta el Alvear Palace, donde se encontraban los brasileños. Nuevamente el saludo y los aplausos. Finalmente, luego de pasearlos por la ciudad en andas, los charrúas fueron acompañados hasta el Hotel Londres. Pereyra Bustamante, aquel delegado uruguayo que jaqueó el Sudamericano, emocionado ante la multitud, declaró: “como hermanos que somos, los triunfos de ambos países, junto con las derrotas, deben festejarse juntos

Algunos vieron en éste triunfo una buena oportunidad para dejar de lado mezqundades y unificar el fútbol. La editorial de Ultima Hora del 31 de octubre así lo demuestra:

La victoria de ayer fue amplia y concluyente. No creemos como algunos que hubieran podido ser más inequívocos si al equipo argentino lo hubieran integrado elementos destacados de la Asociación Amateurs ¡Seamos generosos y levantemos el espíritu hasta la altura en que debe contemplarse la gran victoria argentina! No empequeñezcamos la voluntad patriótica de los bravos muchachos que nos han proporcionado un día de gloria. ¡Para nosotros y para América! Reconozcamos el éxito con justeza y ecuanimidad y dejemos para otras oportunidades estas cosas chicas que son el resultado, sin dudas, de antiguos rencores y que deben extinguirse. Ese día que a pulmón pleno podamos exclamar: ¡argentinos! ¡Hip! ¡Hap! ¡Hurra!”

La fiebre del Sudamericano tuvo historias increíbles. Como la de ese futbolista cordobés que viajó colado en todos los trenes posibles desde su provincia hasta la estación de Retiro. Cuando llegó, desconociendo la ciudad y sin un peso en el bolsillo, tuvo la suerte de ser reconocido por un dirigente de la Liga Cordobesa. Luego de escuchar su historia, lo llevó al gran partido. Posteriormente, la AAF, en homenaje a los hinchas, le costeó la Cena de Honor junto a los campeones, alojamiento en Capital y un viaje de regreso a Córdoba.

Campeones, referee y lineman fueron obsequiados con una medalla y un hermoso reloj de oro con su correspondiente cadena. Los premios fueron entregados por Casa Escasany. Cuando llegó el momento del balance económico, el mismo arrojó los siguientes números:

Ingresos: $147. 033 por venta de entradas y $15.000 aportados por el Consejo Deliberante de la Ciudad. Egresos: $113. 801, 13 por gastos varios.

El Sudamericano tuvo un superávit económico de $48.321, 88.

Se cerró un capítulo importantísimo de nuestro fútbol. Aquel título de 1921 tuvo la virtud de ser movilizador. Daba comienzo a una historia tan grande como apasionante.

FRAGMENTO DE “HEROES DE TIENTO, HISTORIAS DEL FÚTBOL ARGENTINO 1920-1930”. DE CARLOS AIRA. 560 PAGINAS. EDICIONES FABRO. PROHIBIDA SU REPRODUCCION SIN CITAR LIBRO Y AUTOR.

 

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