River 2 - 3 Platense. La tarde del Pampa Gambier

2831
2 de mayo de 1987. La tarde del milagro máximo. Parados: Ávalos, Callipo, Larramendi, Fortunato, Aponte y Bellini; Abajo: De Santo, Nannini, Alfaro Moreno, Gerardo González y Espina.

Lo que sucedió aquel domingo 3 de mayo de 1987 estará siempre en la memoria de la historia del fútbol argentino. Es uno de los partidos insignia de la sospecha. Tal vez nunca se sepa que sucedió realmente, si es que sucedió algo extradeportivo.

El campeonato de Primera División 1986/87 fue uno de los más emocionantes que se recuerde. Llegada la última fecha, Platense y Temperley definían su continuidad en la máxima divisional. ¿Quien acompañaría a Deportivo Italiano en el Nacional B? Los Calamares enfrentaban a River Plate en el estadio Monumental. Temperley recibía a Rosario Central, firme candidato al título. 3 de mayo de 1987, la fecha señalada.

El promedio le ponía la soga al cuello a Platense. Hacía una década venía zafando de la guadaña del descenso. Pero esta vez lo tenía difícil. Un punto por debajo de los celestes, debía lograr un excelente resultado en Núñez y esperar el resbalón celeste en su casa.

Temperley se puso pronto en ventaja, tanto convertido por Ricardo Dabrowsky. Así finalizaron los primeros 45 minutos. Platense estaba en la B. Pero lo que sucedió luego fue tan espectacular como sospechoso. Apenas comenzado el segundo tiempo, penal para Rosario Central. Omar Palma no perdonó e igualó el partido.

Platense estaba obligado a ganar. Pero la situación se puso muy cuesta arriba para los marrones. Promediando la segunda etapa, River se puso 2 a 0 arriba, goles convertidos por Claudio Morresi y Mariano Aponte, en contra de su valla. La desesperanza se hizo carne en Saavedra. El Chamaco Rodriguez, entrenador calamar, hizo entrar a Miguel Angel Gambier. Una carta desesperada en búsqueda del milagro. El Pampa dio vuelta el partido con tres goles. Los mismos convertidos en 25 minutos. El milagro se hizo realidad. Cuando el entrenador celeste Rodolfo Motta se enteró de los goles del Pampa, sufrió una lipotimia. Nadie lo quería creer en Temperley: debían jugar un desempate ante Platense.

¿Qué fue lo que nunca quedó claro? El segundo gol de Platense vino de un penal sospechoso. Américo Rubén Gallego cometió una mano intencional propia de un jugador de voley. Dicen las malas lenguas que Temperley ya tenía cerrado el empate con Rosario Central. Otros dicen que en River le pasaron factura a los celestes por el reclamo de los puntos que habían perdido en la cancha por el doping positivo (?) de Ramón Centurión. Se habló de jugadores que fueron a menos. De arreglos espurios de todo tipo.

La historia terminó con Platense en Primera División. El miércoles 6 de mayo de 1987. Se realizó en cancha de Huracán. Ganaron los calamares 2 a 0, tantos convertidos por Miguel Gambier y Carlos Alejandro Alfaro Moreno.

 

 

Comentarios

comentarios